“La paradoja vegetal“, del Dr. Steven R. Gundry, sin duda es un libro que supone una disrupción en el discurso convencional sobre alimentación, polarizado entre omnívoros y veganos, pasando por paleos, hiperprotéicos, cetogénicos, amucosos, frugívoros, crudívoros, … Infinidad de teorías para lo mismo: ¿qué combustible le echamos a nuestra biomáquina? ¿Diésel, gasolina, 95, 98, GLP, GNC, electricidad, hidrógeno, …? O ¿debe de variar según si hacemos uso urbano o en carretera…? ¿O acaso es verdad lo de la fotosíntesis humana hasta el punto de no requerir comer? ¿Y el respiracionismo? Son muchas variables como para intentar llegar a una conclusión única.
Quizá ya vaya bien usar la técnica del descarte. No comemos piedras porque tenemos cosas más blandas, ni madera, ni metal, porque repite 🙂
Bromas aparte, centrándonos en el reino animal y vegetal como objetivo de nuestra transmutación digestiva con el objetivo de obtener energía y regenerar biomasa, ¿con qué nos quedamos?
- Reino animal:
- La mayoría de las personas ven mal comerse a sus mascotas, bien sean perros gatos, pájaros o hurones, pero sin problema disponen en su estómago piezas cuarteadas de cerdos, vacas y demás mamíferos, aves y seres anfibios, acuáticos y en según qué país, hasta moradores subterráneo.
- Más allá de consideraciones de salud que deberían de tener en cuenta, para lo cual, por ejemplo, podrían leer o visualizar sobre “El estudio de China“, razones éticas, de empatía y, en definitiva, de conciencia, se pueden llegar a integrar gracias a este gran trabajo documental, “Terrícolas / Earthlings“
- Y para quien aún tenga sus dudas, le animaría a visualizar este discurso del activista vegano Gary Yourofsky, así como esta gran entrevista.
- A partir de que uno decida comer animales o no, puede llegar a términos medios como carne no pero pescado y marisco sí. O carne de caza sí, pero de granja no. Animales no, pero sus productos sí (lácteos, huevos, mieles, etc.) Carnes y pescados orgánicos sí, porque sus cuidadores los (mal)tratan y matan mejor, y viven aparentemente menos intoxicados, …
- Cada cual, con todos estos elementos y los suyos propios, que delibere y elija su camino.
- Reino vegetal:
- ¡Pero llegamos al reino vegetal! Y aquí, el apoyo es más unánime… TODOS los humanos comemos del reino vegetal, salvo respiracionistas y sungazers avanzados, y muchos no parece que haya.
- Como decía Juan Antonio Canta: “Los vegetales son más pacientes, no tienen prisa. Pero sobre tu tumba habrá más hierba que amigos” Hay muchos, y parece que no se pueden quejar. “Tomate, ¿qué culpa tiene el tomate?. Que está tranquilo en su mata. Que llega un hombre y lo arranque, y lo meta en una lata. Y lo fría con patata” Quejarse como humanos, verbalizando o gesticulando, en principio no, pero parece ya demostrado que tienen otros poderes… Son ¡farmaciúticos!, que dirían Faemino y Cansado.
- Y a este punto hemos llegado, para presentar el libro que nos ocupa:
¡Creo que es sumamente interesante esta presentación! Catacrocker mental. El hombre de hace 10.000 años viró hacia un camino contraproducente para su salud, y quizá debido a su mayor capacidad de adaptación que los animales, no percibió a priori tal desatino… Hasta que el desatino ha derivado en consecuencias de tal grado, que aunado con moléculas artificiales, tóxicos, stress contemporáneo y demás despropósitos costumbristas, han hecho sospechar que hay algo más de fondo… Y aunque iniciaron el camino cetogénicos (más grasas sanas y casi nada de carbohidratos) como el gran Dr. Bruce Fife o el gran también Arnold Ehret con sus ayunos (algo fallaba, y se necesitaba dar tregua al cuerpo), y dieta amucosa (hay que evitar los alimentos que provocan moco que se acumula en el cuerpo), ha llegado lo que opinamos es hasta el momento, el mayor avance hacia la salud perfecta: “la dieta de la paradoja vegetal” o “dieta del Dr. Gundry”, de la mano del mismo.
Y precisamente el moco de Ehret, que describía como que llegaba a secarse y a incrustarse entre los tejidos de las personas, pienso que es el moco que describe el Dr. Gundry cuando comenta que cuando comes algo en particular y a veces notas mucosidad espontánea en la nariz, es porque estás ingiriendo gran cantidad de lectinas, que son unas de las proteínas dañinas que ciertas plantas nos “regalan” cual Caballo de Troya.
No irá nada descaminado el Dr. Gundry, cuando nada y más y nada menos que el Dr. Mercola, le ha dedicado un artículo bastante extenso: La Paradoja de las Plantas: Los Peligros Ocultos En Los Alimentos ‘Saludables’ Que Causan Enfermedades y Aumento de Peso
Así es que la trama o conspiración, está servida: comemos lo que no debemos, y la industria alimentaria y hostelera, y en definitiva, la civilización, la cultura, y hasta la ciencia oficial, lo respalda con todo tipo de argumentos favorables. No hay más que echarle un vistazo a la pirámide alimenticia recomendada por las instituciones oficiales:
Pan, cereales y patatas en la base de la estructura que debe de cimentar nuestra alimentación. Esa es la recomendación institucional, sí señor. ¿Y dónde están estos 3 angelitos?: en todas partes. En rebozados, aperitivos, patés y precocinados con almidón de patata, todos tipos de cereales por doquier (arroz, maíz, avena, centeno, … y sobre todo, el barato TRIGO, y la vanagloriada SOJA)
Pues hasta aquí hemos llegado, porque se les han caído los palillos del sombrajo, al haber llegado este libro a las estanterías de su librería más cercana, o a un click de su ratón:
Atención al subtítulo: “Los peligros ocultos en los alimentos ‘saludables’ que provocan enfermedades y ganancia de peso”
Porque nos desgrana no tan solo el tema de que el gluten haya sido el cabeza de turco, sino que también hay enemigos más dañinos e “inteligentes”, como son las lectinas, WGA (aglutinina del germen de trigo), alcaloides, fitatos, taninos, … Es decir, que no basta con consumir productos sin gluten, es más complejo.
Y no es solo lo que comemos, sino aquello con lo que se han nutrido los animales que se consuman.
A partir de ahora nombraremos como “lectinas“, queriendo abarcar estas proteínas inteligentes negativas, que nos quieren mantener alejados de sus creadoras, las plantas que nos comemos.
Veamos por qué negativas:
- Porque tienen la inteligencia y el diseño de querer penetrar la barrera intestinal y acceder a ganglios, glándulas y torrente sanguíneo, donde, el sistema inmunitario se dispone a atacarlas.
- Pero gracias a una estrategia de mimetismo celular, confunden al sistema inmunitario, haciendo que ataque a las proteínas del propio cuerpo.
- Algunas lectinas también interfieren en la transmisión entre las células, imitando o bloqueadno las señales hormonales. Consecuencias: disminución de masa muscular, agotamiento cerebral y nervioso, y sobreabundancia de grasa.
¿Por qué precisamente ahora hay tanta permeabilidad intestinal, disbiosis, obesidad, enfermedades autoinmunes, etc.? Por la avalancha de herbicidas, biocidas, medicamentos, fertilizantes, aditivos alimentarios, compuestos químicos, radiaciones, que trastocan nuestro sistema interno de transmisión de mensajes, aparato digestivo y bacterias intestinales. Tal sobrecarga, ha alterado nuestra capacidad de reacción ante las lectinas de cereales, legumbre y otros vegetales, y por extensión, las presentes en los animales que las han consumido.
El gluten, proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y, a menudo, la avena, es solo una de las formas que adoptan las lectinas. Porque de hecho, los productos sin gluten, están llenos de lectinas, en forma de harinas elaboradas con maíz, avena, trigo sarraceno, quinoa y otros cereales y pseudocereales, la soja y otras leguminosas. Es decir, que el gluten es tan solo la punta del iceberg de las intolerancias, y por lo tanto, de los potenciales enemigos. Y creyendo que evitándolo se está arreglando algo, más bien lo que hacemos es cebarnos, pues para contrarrestar la adicción al trigo, el cual ejerce acciones similares a un opiáceo sobre el cerebro. De hecho es lo que usan los ganaderos para el engorde de animales: cereales.
Y ya lo más rocambolesco y shockeante… Aún más perjudicial que el gluten en sí, y que las lectinas, es la aglutinina de germen de trigo, WGA, presente en su salvado. Ergo ¡¡es preciso evitar el pan y los cereales integrales!!
Perjuicios del WGA: se comporta como la insulina, interfiriendo en la función endocrina, bloquea la entrada de azúcar en las células musculares, generando más grasa corporal favorece inflamaciñn, originan anticuerpos, atraviesan la barrera hematoencefálica, causa ateroesclerosis, inflama el riñón, etc. Lo que sería un verdadero indeseable en cualquier comunidad de vecins de bien.
Tips importantes:
- Las frutas y las verduras se deben de pelar siempre que sea posible.
- Es importante tomar fruta que esté en su punto.
- Conviene cambiar el consumo de cereales integrales por refinados… en caso de aún querer seguir usándolos.
Sien embargo, hay lectinas beneficiosas, por ejemplo en el ajo, en el melón amargo y en otras herbáceas. En general, no vamos desencaminados, si nos orientamos hacia el consumo de verduras y hierbas amargas, y cuanto más, mejor.
Y luego está el tema de peligrosos conservantes como el BHT (butilhidroxitolueno), que se usa en todo cereal integral envasado, con el fin de que no se enrancien, y no es requerido identificarlo en el etiquetado… Enemigo fantasma también, pero ya avisados quedamos, pues realiza interferencias endocrinas, asimilándose a estrógenos.
Así es que la estrategia está clara para mantener y ganar salud, resumida por Hipócrates como viriditas (fuerza vital verde): identificar las fuerzas que impiden curarse a sí mismo y erradicarlas.
En resumen, estamos hackeados o pirateados por generaciones, no solo por estas lectinas, sino desde más reciente con ibuprofenos y asimilidados, que deterioran la pared intestinal, haciéndola más permeable para estos agresores. Sería algo así como tragarse una granada.
Una dieta apropiada, complementada con algunos suplementos, es la clave para proteger y reparar nuestro aparato digestivo. Y el momento es YA, si no queremos que nos suceda lo que a la rana hervida.
Resumen de agentes perturbadores que calientan el agua del cazo de la rana, leeeentaaaameeenteee:
- Los antibióticos de amplio espectro.
- Los antiinflamantorios no esteroideos (AINE, ibuprofeno, …)
- Los inhibidores de ácidos gástricos (omeprazol, etc.)
- Los edulcorantes artificiales.
- Los interruptores endocrinos (BHT, BPA, tBHQ, triclosán, ftalatos, arsénico, …), no todos los cuales tienen obligación de ser indicados en los ingredientes. En desifectantes de manos, pastas de dientes, tickets de impresora térmicos (los que se borran al poco) y en productos horneados (galetas, dulces, bollos, …). Es típico que bajen la vitamina D como uno de sus dañinos efectos, además de imitar estrógenos, haciendo incrementar la grasa corporal.
- Los alimentos genéticamente modificados (OMG) y el herbicida glifosfato.
- La exposición constante a la luz azul de dispositivos electrónicos y bombillas. Debería de evitarse a partir de la caída del SOL, con el fin de evitar hacerle creer al cuerpo que vivimos un “verano son fin”, lo cual estimula el hambre y el despertar con el objetivo de acumular recursos para el invierno futuro.
Otras reflexiones interesantes:
- El hecho de tener sobrepeso, es un claro indicio de que una guerra se ha desncadenado en nuestro organismo, y está ahorrando calorías para combatir.
- Todo aquello que se deja de comer es más importante que lo que se empieza a comer.
- Hemos de prestar atención y cuidar nuestras bacterias intestinales.
- La fruta es un dulce, una golosina, y es fruta todo lo que tiene semillas, incluyendo un calabacín, un tomate, un pimiento, una berenjena o un pepinillo.
- Somos aquello de lo que se nutren los productos que comemos. “Ten en cuenta que cuando te acuestas con alguien, tambiñen te acuestas con su pasado”
Y ya por fin, ¡¡la solución!!: El programa de la paradoja vegetal, que consta de 3 fases:
- Fase 1: Depuración de 3 días. Reparación del intestino.
- Fase 2: En 2 semanas se comienzan a sentir los poderosos cambios, y después de 6 semanas, habrás asimilado por completo estos nuevos hábitos de alimentación.
- Fase 3 (opcional): Para los no vegetarianos-veganos, deben reducir la ingesta de proteínas animales a entre 50 y 125 gramos diarios. Y caso de querer reintroducir alguna legumbre o cereal, es importante aprovisionarnos de una olla a presión, pues con su uso, se pueden destruir las lectinas, sin ser la panacea, pues reduce, pero no evita los problemas que conllevan estos alimentos.
Es todo por el momento. En un siguiente artículo, resumiremos el programa, indicando los alimentos que sí, los que no, etc. Y alguna receta a modo de muestra, con el ánimo de que el verdadero interesado, se compre el libro, pues sin duda que será una de las mejores inversiones de su vida.
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