Nuestra salud depende principalmente de la salud de nuestro intestino. Como decía Hipócrates, el padre de la medicina: “toda enfermedad comienza en el intestino”. El cuerpo humano es como un planeta habitado por una inmensa variedad y cantidad de microorganismos. Tenemos muchas más bacterias que células en el cuerpo, y nuestra salud depende en gran parte del equilibrio adecuado de estos microorganismos. (1)
La colonia más grande de estas bacterias está ubicada en nuestro organismo. Un adulto sano vive en armonía con cerca de 1,5 kg a 2 kg de estos microorganismos, sin los cuales no podríamos vivir. El tracto gastrointestinal está poblado por hasta 100 trillones de células bacterianas. Esto quiere decir que hasta el 90% del total de las células del cuerpo humano son células bacterianas. (2)
La “microbiota”, también conocida como microflora, es el conjunto de microorganismos que se localizan de manera normal en distintos sitios del cuerpo humano. Hasta el momento, se han descubierto 2.000 especies de bacterias que se han clasificado dentro de la “microbiota”. Nuestra salud cerebral, intestinal, de la piel y de los pulmones depende en gran medida del equilibrio de esta flora.
Los microorganismos que habitan en nuestra flora intestinal están sumamente organizados; ciertas especies de bacterias deben predominar para mantenernos física y mentalmente saludables. (3)
Las funciones que la flora lleva a cabo son tan vitales para nosotros que si un día nuestra flora intestinal quedase estéril probablemente no sobreviviríamos. La primera – y más importante- función es la digestión apropiada y absorción de los alimentos. (4)
Además de la absorción y digestión de los alimentos, la flora intestinal sintetiza varios nutrientes: la vitamina K, el ácido pantoténico (vitamina B5), el ácido fólico (vitamina B9), la tiamina (vitamina B1), la riboflavina (vitamina B2), la niacina (vitamina B3), la piridoxina (vitamina B6), la cianocobalamina (vitamina B12), y varios aminoácidos. Las personas que sufren de disbiosis intestinal, siempre presentan deficiencias en estos nutrientes cuando se someten a pruebas. La experiencia clínica muestra que restaurar la flora intestinal es la mejor manera para tratar estas deficiencias. (5)
La mucosa intestinal es la barrera más grande que nos separa del mundo exterior. Es ahí donde se previene la invasión de la mayor cantidad de bacterias y otros posibles invasores. La habilidad de la mucosa intestinal para controlar la invasión de material patógeno puede ser reparada por subespecies de bacterias como Lactococcus lactis W19. (6)
Hay factores, como la dieta y el abuso de antibióticos, que comprometen la calidad de la flora intestinal, lo cual puede ocasionar que 500 especies de patógenos y microbios diferentes aumenten. Cuando la bacteria beneficiosa se destruye, los microbios oportunistas crecen en grandes colonias ocupando gran parte del tracto digestivo; lo que puede provocar diferentes problemas de salud. (7)
Una flora intestinal que funcione apropiadamente es clave para contar con un sistema inmune sano. Las bacterias beneficiosas del intestino aseguran la producción apropiada de las diferentes células inmunitarias. Cuando la flora corporal está dañada, esta parte de la inmunidad se hace menos eficiente y comienza a dejar pasar toxinas y microbios a través del organismo, lo que puede conllevar muchas patologías: (8-9)
- Alergias
- Fatiga crónica
- Problemas de tipo digestivo
- Dolores de cabeza
- Problemas en la piel
- Síndrome pre-menstrual
Aunque la dieta debería ser la principal estrategia terapéutica en pacientes con disbiosis intestinal, los complementos alimenticios como los probióticos también pueden ser muy beneficiosos, e incluso esenciales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son: “microrganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, aportan beneficios para la salud”. La mayor parte de los probióticos son similares a la flora que se encuentra naturalmente en el intestino; y suelen ser de dos géneros: Lactobacillus o Bifidobacterium, aunque dentro de cada género hay diferentes especies. (10)
Cuando escogemos un probiótico es vital que tenga varias cepas de bacterias, ya que actúa en múltiples niveles, y que éstas lleguen intactas a donde deben actuar, evitando ser desactivadas por los ácidos del estómago (11). La formulación de Holomega Megaflora tiene Megaflora 9®, que contiene cepas probióticas diferentes con un total de 1×109 bacterias viables por gramo seleccionadas por sus características individuales que permiten equilibrar sus beneficios y actuar de forma armoniosa con la microflora natural del intestino:
Holomega Megaflora contiene las siguientes cepas bacterianas:
- Lactococcus lactis W19
- Lactobacillus paracasei W20
- Lactobacillus plantarum W21
- Lactobacillus acidophilus W22
- Lactobacillus salivarius W24
- Bifidobacterium lactis W51 (x2)
- Bifidobacterium lactis W52
- Enterococcus faecium W54
Los parámetros que se utilizan para evaluar la calidad de un probiótico incluyen: actividad, supervivencia en el tracto intestinal y estabilidad del producto.
A continuación le presentamos las ventajas de Holomega Megaflora:
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En conclusión, nuestra salud depende en gran parte de nuestro intestino, siendo la nutrición el principal factor a tener en cuenta. Sin embargo, en muchos casos los probióticos pueden ser necesarios para facilitar una recuperación más rápida y duradera de nuestro intestino y, por ende, de nuestra salud (12).
Dr. Jorge Enrique Angel
Medical Advisor. Fuente: Laboratorio Equisalud
Esta información ha sido elaborada con fines informativos, y no intenta reemplazar el consejo o tratamiento médico.
Antes de iniciar cualquier programa nutricional debe consultar con un profesional de la salud
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